miércoles, 29 de septiembre de 2010

MyCityLove

Entre sábanas

Fueron de varios colores, texturas y calores,
fibras textiles y textuales
nos acariciaron entre palabras,
corrientes de viento,
rastros de manos ardiendo, entre valles y barrancas,
ciudades enteras sobre los mares del deseo,
había carne, si,
pero a esas alturas, las palabras eran fuego,
la miradas se convertían en gigantes
saboreando la luna,
luna que se derretía entre sus brazos húmedos,
de entre la sábana blanca, esa de papel,
espacio, para estar juntos a la mitad de la montaña,
abriamos los puertos,
las presas abrían cada compuerta,
despacio,
la pluma, caminaba letra a letra con la medida del primer beso,
de Aquel tendido sobre la cama,
acariciando a su mujer, decía,
quisiera escribirte mientras estamos aquí,
entre las sábanas, quisiera decirte,
que eres como un poema,
como la flor más bella de mis letras,
quisiera hacerte verso,
con el ritmo de mi ciudad, con el calor de mi tierra,
con la suavidad de mi cielo, con el encanto de tu sonrisa,
hacer vida contigo a través de la palabra conjugada, entre tu y entre yo,
pronombres conjugados, verbos al aire, si quiero verbo,
hagamos verbo, piel a piel, tinta a tinta, palabra a palabra,
sedúceme como el piano al trigal, como el sonido del viento
cuando caminas en la arenosa orilla del mar de mi piel,
hacer verbo en tus labios,
tus labios en un verso,
humedecer el tiempo con tu nombre,
y acercarme un poquito más,
al palpitar de las venas de tu pasión.


Me deslizo entre sábanas,
y me gusta tu color,
tu sabor,
la música de aquella mariposa,
que un día revoloteó sus alas
cerquita de mi corazón.

Vuela...
Vuela...
Vuela...
... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

M.
29 Septiembre 2010



Avanza Q.

Don Quijote,
cómo es que seguimos escuchándo a los perros ladrar,
si eso lo leímos hace varios siglos,
aquellas piedras que tuvimos que cargar,
las convertimos en rascacielos,
desde donde ahora vemos la marabunta pasar.

Dígame usted,
acaso nuestros panteones descansarán
en un futuro, hablando del verbo,
¿desde el piso 194 de la torre Nuevo Milenio 3?

¿
Hasta dónde nos llega el siglo,
el tiempo,
desde dónde lo ve pasar usted?

Entre la palabra, la muerte y la poesía,
y el tango que hay en el fondo,
intentamos ponernos de acuerdo;
usted sigue siendo el Caballero,
aquel al que seguimos recurriendo,
cuando de lenguaje... "hablamos".

Dígame, cómo puedo hablar de Amor
desde el piso 194 de la torre,
Milenio 3.0 .

Dígame cómo germino una flor
cuando la semilla está casi,
casi,
rozando,
una estrella.

Estimado Quijote,
sirvase en escribirme
al buzón de mi corazón,
sin copias ciegas.

Que la muerte, Don Quijote,
nos encuentre, nos presente,
nada más llegar,
al punto final.

Reciba mi afecto,
Mauricio Martínez Chaparro.

domingo, 26 de septiembre de 2010

280 caracteres

Todo ocurrió cuando ese primer beso de caricias, aquella fuente de deseo hizo posible casi mil días de felicidad, hoy el silencio carcome un sueño, desata la pasión descontrolada, y el amor se apaga. Caminamos juntos y la canción se termina, la pasión se fué y se la llevó.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Cuerdas

El silencio aturde el corazón,
la cuerda revienta
y el coro del tiempo,
se tumba en un verso.

Hay un himno que no es angelical,
se revuelca en el aire,
se respira profundo,
y se camina con pasión.

algunos le llamarían amor...
otros le llaman deseo.

¿Cómo le llama usted?
¿Cuál es su nombre?
¿caminamos?

Mauricio Mtz.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Toro

Entre la mirada y los fortuitos capote que asistieron su mirada,
llego la noche y despertó su violento verso,
camino por las orillas de los mares a cuenta gotas,
su realidad se fue convirtiendo en su propia soledad,
en su propio esqueleto, en un par de cuernos, que unos decían: bien puestos y otros simplemente no.
En el camino perdió la bravura para entregarse en el ruedo, como aquellas sábanas que se quedaron sin el aroma perdido en el amor.
Nadie se resigna, pero nadie muere de amor.
Entre los gallos que ahora cantan en la luna después de aquella tarde de madrugada,
cuando la cúpula escrita por los hierros oxidados de aquella célula que se guardo en el mismo silencio con que dios creo al volcán. El pobre toro ni la vuelta lenta al ruedo alcanzó después de aquella historia.
Después de aquella muerte la luna jamás volvió a enternecer a la bestia.

Mauricio Martínez Chaparro.

domingo, 12 de septiembre de 2010

sábado, 4 de septiembre de 2010

desde el balcón...

Escribir, algo así como una canción,
a mi no se me dá,
escribir un poema,
estaría loco si acaso un día lo intentara,
escribo al color de la piel en la palabra,
al calor de la nota, con el registro de su voz,
escribo entre la niebla, de algún pensar,
de la mirada suya, la mirada que tengo en la pluma,
esa pluma que vuela en mi canción,
que vuela entre las sabanas que se quedaron,
aquella vez, cuando la música,
la hicimos ella y yo,
al ritmo de la luna y sus estrellas,
al ritmo de nuestra canción.

Esperar...
tiempo...
continuar...
soñar...
al compás de su canción.

M.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Pregunta...

dónde quedó el éco en la palabra,
si mahoma fué a la montaña,
dónde dejó, aquella palabra,
en la que acariciamos el verbo.

Resueno como la campana al amanecer.

M.

jueves, 2 de septiembre de 2010

La Mar.

El mar, el mar de estrellas,
tus labios en mi imaginación
se dibujan con textura estelar,
tus manos cual galaxia olímpica por debajo de mi piel,
tu voz, la sonrisa de mi vida,
late como el mar,
acariciada por el cielo,
polvo sideral,
camino de sal,
oxido del precipicio,
luminosidad del tiempo, espacio para nacer,
espacio para vivir, y un caminito para morir.
infinito, aire, espacio, tiempo,
tóma mi palabra, y llévatela, si es que te vas.

M. M. Ch.